9.19.2006

Cobalto.- Yolanda Gámez

- ¿Te gustan los amaneceres? Preguntó la psiquiatra desde la puerta de la habitación.
Mario no movió un solo músculo, como si no hubiera escuchado la pregunta.
-veo que amanecimos molestos por algo, ¿puedes decirme que te molesta? Continúo la mujer acercándose con paso muy lento a la cama.
-No, dijo una voz que parecía no salir del cuerpo de Mario.
-Bien, o sea que no te gusta el amanecer, y por qué todos los días despiertas unos minutos antes y lo observas
No respondió. Los tacones de la doctora se escuchaban con eco en la habitación blanca, caminó dos pasos más y se sentó en una silla que se encontraba en la esquina opuesta a la cama, justo donde podía verle la cara al paciente, se cruzó de brazos y calladamente lo observo.